El Club de los Poetas Muertos

Donde los sueños se funden con la realidad.

domingo, agosto 28, 2005

Dioses

Yo soy el cáncer y la cura, yo soy lo que fue y lo que será. Soy utopía y distopía, soy bien y mal. Soy todo. Pero, a la vez, no soy nada.

Lo que habita en mí es más fuerte de lo que nunca creí que pudiera existir; siento el odio y la fuerza que fluyen por las vías de mi cuerpo. La sangre no tiene sitio, y mana por mis oídos y mi nariz, por mis ojos, por mi boca en espasmos regulares, siguiendo ritmos de Metallica.

¿Y tú te crees mi igual? ¿Tú, con tu pobre mente, supeditada a este plano de simple existencia? ¿Tú, que no ves las altas miras de mi plan? ¡Mi mente ya abarca los espacios intermedios entre dimensiones y hace que salten por los aires, creando realidades aisladas!

¡Armageddon, Ragnarok! Distintos nombres para un mismo acontecimiento. Al final en todas las religiones hay cosas que se mantienen invariables. Que el fin del mundo llegará con la gran guerra de los Dioses es una de ellas. Y esa guerra se librará dentro de mi cabeza, y el campo de batalla estará sembrado de drogas antimetabólicas.

Zeus con un chute de coca, Mercurio llevando las agujas a Odín y los titanes, que están en una orgía sexual. Thor pasándose a las drogas de diseño y Marte, casi dormido, fumándose algo de marihuana bien cargada.

¡Sefirot provocado por el éxtasis alcohólico! Mahoma ya está ido y tiene visiones proféticas, y Siddharta en el baño vomitando junto a Jesús y su coro celestial, que tienen el estómago hecho polvo por los tranquilizantes.

¡Todavía no ha llegado lo mejor! ¡Chutes de parafina y formol! ¡Millones de muertos en la capilla sixtina! ¡Jerusalén arderá con sus mentiras! Los caballeros, ¿que serán, podridos en sus propias armaduras oxidadas? ¡Los fanáticos no tendrán un señor al que servir y se suicidarán en masa!

¡Ahora sí tengo poder para hacerlo!

¡Resistir es perder la última esperanza de redención! Ahora, yo soy Dios. Cree o no creas, igualmente estás perdido. Igualmente todo está perdido.

-Vaya, hoy sí te ha dado fuerte. ¿No habrás estado mezclando otra vez, verdad, David?

-Cállate, jodido hereje, y ayuda a tu Dios a levantarse, que este charco de vómito no es un buen sitio de peregrinación para mis fieles. Llévame al cuarto de baño. -David se tambaleó intentando ponerse en pie. -Y deja de mirarme así o te declaro ya mismo la guerra santa, gilipollas.

Marcos ya estaba acostumbrado a esto. David tenía la extraña costumbre de entrar en el hiperrealismo religioso cuando se emborrachaba, y esta vez no estaba seguro de que solo fuera alcohol. Como las últimas veinte o veinticinco veces.

Le ayudo a levantarse y lo llevo hacia el cuarto de baño, siguiendo sus bandazos por simple inercia, pero manteniendo el equilibrio.

-¿Sabes? He estado pensando -dijo David -¿Por qué cojones seguimos peleando día tras día, dejando que las cosas se vayan complicando con el paso del tiempo, si al final lo que cuenta es ser gilipollas? -Cuando David estaba borracho sus pensamientos eran acertados. Su forma de explicarlos no. Y sus insultos acababan siendo repetitivos. Esa noche había pillado la palabra gilipollas. Marcos se preguntó cuantas veces mas la oiría esa noche. La última vez el insulto había sido "capullo"; la pronunció, en distintas frases, sesenta y cuatro veces. -A lo que me refiero es, bueno, a que si la ignorancia es la felicidad, ¿para qué todo esto? Quiero decir, ¿Para qué llevar a un gilipollas -y van tres -al espacio, si pelándosela en tierra sería mucho más feliz? ¡Todos deberíamos morir jóvenes e ignorantes! ¡Y borrachos!

Llegaron al cuarto de baño. David volvió a vomitar, pero, esta vez, al menos no fue sobre si mismo.

Marcos tenía que reconocer que parte de razón había en sus palabras, si eras capaz de separar las ideas que mezclaba en sus frases como probablemente se había pasado toda la noche mezclando con alcohol cosas que, si leías el prospecto, resultaba que no podían mezclarse con alcohol.

sábado, agosto 27, 2005

Retazos inconnexos de un amor incomprendido ( de Zemo)

Eres mi musa, mi inspiración,
mis naves ardiendo en el cielo de Orión.
Eres el faro en la playa
que alumbra mis batallas
cuando lucho por tu amor.

Si no te observo, te imagino;
si no te quiero, me miento;
si no me quieres, te olvido;
si no te siento me muero,
de amor, de amar maldito.

Por las noches trepo tu alcoba,
te miman las estrellas
para que no te sientas sola
por ser tan única y tan bella
que por ti el mar mueve sus olas.

Continuará ...

Condenado a vivir, a vivir sin ti ( de Zemo)

El no lo sabe, pero está condenado
a no besar tus preciados labios,
a vivir sin conocerte ni saber de ti,
oh, pobre de mi, encargado de relatarte
su sufrir.

El despertó y esa noche
no pudo conciliar el sueño,
pues tu corazón por broche
y tu cuerpo por dueño, te quiso,
sin querer.

Y le envenenaron tus besos,
tus caricias y tus deseos,
se sintió atrapado en un amor
carcelero del alma, esclavista del olvido
y estandarte de una vida prometida.

Y decidió que una vida sin ti no merece la pena,
que la muerte, dulce condena, le acercaría,
de nuevo, al sueño donde te conoció,
donte te volvería a tener entre sus brazos,
observandote, tumbada en su regazo.

Continuará ...

miércoles, agosto 24, 2005

Recuerdos

Ofendida por no recordar quien era, me dejó allí, sólo en la habitación del mugriento hotel. Ella se había encargado de buscar mi número, ella había buscado el lugar de la cita, ella había pagado todo. Aunque fuese un hotel asqueroso, dónde las cucarachas eran las que te servían el café, ya que por su tamaño y edad podían hacerlo, era lo caro dentro de lo pobre. La verdad, me sentía un poco culpable al no reconocer a alguien que se tomaba tantas molestias para volverme a ver. Aunque tube que esperar dos días a que mi misteriosa mujer apareciese.
Pero su cara no me sonaba de nada. Ni cuando entró por la puerta, ni cuando se abalanzó sobre mí, ni cuando se apartó, con unas lágrimas perladas que resbalaban por una sonrisa tambien llena de perlas. Me empezó a decir fragmentos de lo que parecía había sido un amor en el instituto. Me empezó a contar cosas de las que mi mente había borrado todo. Le dije que quizá no fuera yo el que estaba buscando. Que quizá fuese otra persona. Pero entonces me sonrió. Me dijo el nombre de mi madre y de mi padre. Me habló de mi hermana y de mi hermano. De cómo había muerto ahogado este último. De unos gatitos negros, que habían sido arrojados a un contenedor en una bolsa de plástico. De cómo pudimos salvar a dos de ellos. Entonces la recordé.
Efectivamente, esa mujer guapa y morena, de grandes ojos marrones, había sido mi novia en el instituto. Dos años, los más felices. Pero recordé tambien, que entre toda la maraña de felicidad yo sufría. Aunque no recordaba el porqué. En áquel entonces no era tan bonita como ahora, así que no temía que me fuera infiel. No estaba tan segura de sí misma, así que no creía que reuniese el valor suficiente para dejarme. No tenía amigas ni amigos, sólo me tenía a mí. Pero yo sufría y sufría. Y no quería volber a sufrir. <>. Insistió unas cuatro veces más, pero yo negué el conocerla, intentando acordarme del porqué de mi sufrimiento. Al final, ofendida por no recordar quien era, me dejó allí, sólo en la habitación del mugriento hotel.
Cuando dió el portazo de despedida, cuando dos o tres de sus lágrimas se evaporaron en el abrasante calor de la tarde, recordé el porqué de mi sufrimiento. Sufría porque la quería. Porque la amaba de verdad. Porque nada más empezar una relación que casi había forzado yo, me dijo que cuando terminase el instituto se iría, a un lugar dónde no la podría ver. Aunque también es cierto que me dijo que volvería.
En vez de saltar de la cama y bajar rápidamente a buscarla me quedé allí. Sólo en la habitación del mugriento hotel, dónde son las cucarachaslas que sirven los cafés. Dentro de lo pobre lo más caro. Yo no quiero volber a sufrir. ¿Y si se vuelbe a ir?¿Qué sería de mí si se vuelbe a ir?

martes, agosto 23, 2005

Las zapatillas rojas

La música suena, suena y suena.

No me puedo contener.

Saco de la bolsa unas viejas y angustiadas zapatillas. En otro tiempo fueron rojas.

Ellas bailan solas, rezumando vida por sus costuras rotas, y yo me muevo, esclava de sus ataduras, de su sueño y de su dolor.

Me sangran los pies, me sangra el alma. Pies heridos, alma encendida por la chispa de la música que suena, suena y suena.

Alma que danza, danza, danza.

Alma que se expande sin límites, sin miedo, como un océano.

Estas zapatillas mueren un poco cada día... y yo con ellas.

No hay nada. No hay nadie. Sólo yo, fundida en esa música que suena, suena y resuena en un universo vacío.

El destino

Con los años había ido acumulando piedritas, una por cada disgusto.
Al principio las había ido guardando en cajas de zapatos, luego en armarios y cuando su cuarto se empezó a llenar decidió robar un contenedor de basura para seguir guardandolas; con tal mala suerte que cuando se lo estaba llevando a la casa de sus padres unos policías que pasaban por allí le detuvieron y se lo llevaron a la comisaría; una noche en prisión y 3000 euros de multa: otra piedrita más.
Actualmente disponía de unas 30452 según el útlimo recuento, está bastante tranquilo por que con la suerte que tiene seguramente en unos 6 meses podrá costruirse la casa con la que tanto tiempo lleva soñando.
Él no lo sabe, pero dentro de 501 malos ratos, lo que vendría a ser 7 meses, tras haber comenzado la construcción de su casa el ayuntamiento mandará derrumbarlo todo por no tener los permisos pertinente: serán 30954.

viernes, agosto 19, 2005

Escritor

Observaba con admiración, y no sin cierta envidia, los progresos de sus ídolos. Allí estaba el pedante pero exitoso observador de la realidad cotidiana en la séptima edición de su último best-seller, poco más arriba se encontraba la ramplona y edulcorada biografía del actor más famoso del momento, y a un lado veía la última entrega de una serie de novelas fantásticas que habían devuelto al mundo de la literatura a una generación que se daba por perdida entre gráficos renderizados en tiempo real y explosiones en dolby surround. Fijó la vista en la última y laureada obra de cierta escritora, que pese a tener su misma edad ya era veterana en el medio editorial; la autora posaba sonriente en una fotografía que adornaba el estante, ocultando tras aquel bello rostro élfico los sinsabores pasados durante los siete años de rechazos a todas sus sucesivas novelas por parte de todos los editores del pais.

Se apartó del escaparate con cierto regusto agridulce, el que siempre le quedaba cuando observaba esas piezas que le ofrecían placer como cliente, pero tristeza como autor aficionado. ¿Por qué ellos y no él? ¿Por qué no podía él alcanzar el Olimpo de los dioses escritores? No es que fuese tan prepotente como para compararse con los mejores, pero sí que conocía autores inferiores a él que habían logrado llegar tan lejos o más que estos. No era justo. Sin embargo, cuando se reunía con sus amigos y comentaba ante ellos este pensamiento, ellos le respondían con el clásico chiste del hombre que rezaba todas los domingos para que esa semana le tocase la lotería, hasta que años después se le aparecía Cristo y le decía que de acuerdo, que le tocaría, pero que por favor se tomase la molestia de comprar alguna vez un décimo.
Así que finalmente se decidió. Recuperó, polvoriento y con las hojas amarilleadas, el intento de novela que acometió años antes. Corrigió los errores que ahora, con la ayuda de ese experto editor que llamamos tiempo, parecían tan evidentes, repasó varias partes, reescribió completamente otras, creó capítulos nuevos, cambió el final, alteró varios personajes, y tras dos meses de trabajo logró acabarla por completo.
Se la pasó a sus amigos, que unánimemente alabaron sus virtudes y no hallaron defecto alguno. Dejó pasar algún tiempo hasta que finalmente se atrevió, tras tomar la precaución de registrarla como propiedad intelectual, a enviársela a un editor. En el tiempo que pasó mientras esperaba la respuesta, pasaba de vez en cuando por el escaparate de la librería mirando las obras más vendidas e imaginando su rostro en aquellas fotos, especulando sobre cómo sería la portada de su ópera prima, viéndose a sí mismo en una presentación, acosado por fans a los que firmar autógrafos.

Mientras el cadáver era retirado de la mancha de Rorschach que había estado derramando desde sus muñecas, la policía encontró la carta de rechazo con los motivos aducidos por el editor, en lo alto de un montón de cartas y e-mails impresos, todos ellos trufados de notables adjetivos encomiásticos sobre su obra.

jueves, agosto 18, 2005

Muerte por Amor



Cae la noche oscura
y el lugar que tendría que ser mío
ya no es mío, no me espera,
no está vacío.

Llega el sueño sacro,
la muerte ronda mi cabeza,
solo es morir en pecado,
sola, la honda certeza.

Al fin llegará lo que debía,
romperá las alas de la libertad,
romperá mi sentida poesía,
romperá, por fin, la claridad.

domingo, agosto 14, 2005

Latidos imaginarios ( de Zemo)

Ojalá que todo fuera diferente,

que en frente me observaras

y pensarás, de mi, lo que yo quiero decirte,

lo que yo quiero pensarte, lo que yo

ofrecerte.


Que nada se parezca, que en el rumor de la noche

mi corazón no reproche ni se estremezca,

que teniéndote a mi vera, pasara mi vida

y treinta años más dijeran, como te quiero,

vida mía.


En mis brazos el amor maldito de amarte, maldito

de mi, de tenerte sin dejarte a tu luz, lejos de aquí,

de quererte con más fuerza que a mi vida, que en tu día

prometiste serena que me querrías, hasta que el fin

hiciera mella.


Y deshoja los pétalos por mi, que todo cambie,

que el fin no se acerque, que la flor diga que si,

que Morfeo no me despierte, que Orfeo me serene,

que el sueño no acabe que no quiero perderte,

que no quiero morirme sin ti.

Versos blancos a la libertad ( de Zemo)

Eres nuestra porqué te queremos,

Eres mia porqué te siento.

Eres nuestra porqué luchamos por ti,

Eres mia porqué estás dentro de mi.


Y quisiera tenerte, cada noche a mi lado,

Y no rehuirte en los dias largos.

Mecerte en mi cuna, a manos desnudas,

y que brille la luna, me veas en la negrura.


Eres nuestra porqué vivimos sin ti,

Eres mia porqué no te tengo,

Eres mia porqué ya no te albergo.


Te persigo en mis sueños, te deseo en mis anhelos,

y mirando las estrellas te observo desde lejos,

deseo acercarme de nuevo, como en otros tiempos,

y sentir tu piel, sin lamentos.


Por mi lloraste, inundando el cielo de estrellas,

te abandoné, pasaron las horas muertas.


Ya no te quiero, ya no me faltas,

de nada me sirven tus palabras.


Que el viento me lleve si hace falta,

y te deje sola, tendida en la playa,

la arena remando en tu cuerpo, pura mortaja,

que se acaben tus recuerdos y tus palabras.


Que se acabe todo, que no quede nada.

Sonríele a los Muertos...

-Nunca te veo sonreír.
-Nunca lo hago.
-¿Por qué?
-¿Para qué?
-No sé. A mí me gusta sonreír.
-Ya. Los humanos no valemos una sonrisa sincera.
-¿No valgo una sonrisa?
-No.
-...Pensé que me querías.
-Si no te quisiera no estaría aquí.
-Pero...pero...ni siquiera valgo una triste sonrisa.
-Eso sí. Una sonrisa triste sí. Pero una sincera no.
-...¿Por qué?
-Ya te lo he dicho, ningún humano merece una sonrisa de verdad. Ni tú, ni yo, ni nadie. Sólo... bah, da igual.
-No. ¿Quien es más importante que yo? ¿Quien vale más que yo? ¿Quien vale una de tus sonrisas?
-No llores. Ser merecedor de mi sonrisa no es bueno.
-Pues yo quiero...
-Sólo si estás muerta te sonreiré. Y, de momento, no kiero que mueras.
-...
-No llores. Tú no lo entiendes, pero sólo puedo sonreirle a los muertos.

Artista

En todos mis años como detective de Homicidios, nunca encontré un rival semejante. El "Doctor" no se conformaba con asesinar a sus víctimas, sino que las humillaba convirtiéndolas en la materia prima de sus obras de arte, pues era éste el modus operandi del criminal: destripar a la víctima y usar sus vísceras y sangre como material con el que componer un mural en la pared más cercana al cadáver.
Al principio sus obras provocaban escalofríos en los transeúntes que hallaban el cuerpo, pero con el tiempo y la atención de los medios, la reacción fue cambiando, hasta el punto de que la fascinanción que sus obras provocaban hacían que la gente casi se olvidase de las víctimas. El "qué espanto, cómo puede haberle hecho esto a un pobre inocente" exclamado por los demás policias cuando entrábamos en la escena del crimen se transformó lentamente en un "vaya, es una pena, pero hay que reconocer que si no fuera un asesino, el tio sería un artista admirable". Cuando le detuve, las reacciones ya comenzaban a situarse en la linea de "bueno, si lo mató, es que algo habrá hecho; un artista no mata por nada, ¿no?", mientras contemplaban extasiados sus obras de arte, procurando evitar pisar el reseco y semivacío cadáver, con poco éxito.
El juicio fue largo y reclamó la atención de todos los medios, no sólo por el interés intrínseco del tema, sino por la actitud del detenido durante el proceso. Mi declaración y la de los otros policías que colaboraron en su detención, la de los psicólogos que le examinaron y llegaron a la conclusión de que debía ser encerrado sin posibilidad de redención, la de los forenses y otros expertos... todas ellas fueron interrumpidas frecuentemente por los jocosos comentarios del acusado, todo un experto en el arte de la ironía y el sarcasmo, que con sus palabras arrancaba sonrisas cuando no carcajadas del juez, el jurado y los testigos del juicio. Llegó a caer tan simpático al fiscal que éste rebajó la condena solicitada, sin ninguna condición, cuando el juicio estaba a medias y pese a que el abogado de oficio aún no había ofrecido trato alguno.
Finalmente el acusado fue declarado culpable, indultado y puesto en libertad casi tan rápidamente como lo escribo. Además la popularidad conseguida le permitió lograr subvenciones para sus "obras", sin estar obligado a cambiar de materiales, pues eso afectaría a su libertad creativa. Y qué demonios, les comprendo; es un artista tan visionario que no se le pueden imponer los límites aplicables a los demás hombres. Ya tengo mi entrada para su próxima exposición.

viernes, agosto 12, 2005

El Club de los Poetas Muertos

Hace unos meses empecé un blog de esos sencillitos de MSN. Al principio quería utilizarlo como un cajón de desastres, donde guardar reflexiones políticas, comiqueras y sobre la vida, hasta que la conocí a ella.

Una mujer cambió mi vida y he ido agregando poesías y más poesías dedicadas a ella en el blog de “El Club de los Poetas Muertos”, hasta que, finalmente, he decidido abandonarlo, ya que hay gente muy mal intencionada que ha copiado poemas míos y no se puede denunciar a MSN ya que estos tienen derecho sobre lo que tu escribes en los blogs, lo mismo podrían hacer perfectamente un libro recopilando poesías mías y no podría hacer nada por ello.

Ahora he creado este blog, en el que además puede colaborar más gente, así que poco a poco iré resubiendo aquí los poemas y espero tener el mismo público que tenía antes ;).

Nos veremos mucho por aquí.